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Lo que garantiza la eficacia de nuestro servicio es la proporción en la que se colocan los productos químicos, y la rotación de los mismos, lo que hace que los insectos no se hagan inmunes a los insecticidas.

Existe una gran variedad de tratamientos que dependen de las zonas a tratar, dificultad de acceso, características y envergadura de las plagas, especies rastreras o voladoras, etc.

Las técnicas más comunes tienen por objeto posibilitar que el plaguicida llegue al máximo de lugares, procurando obtener la máxima eficacia.

Algunos de los diferentes métodos de aplicación son:

Espolvoreo: Se suele utilizar en zonas donde no es recomendable dispersar productos líquidos, por razones de existencia de cableados eléctricos, salas de máquinas, y otros factores de riesgo, o por razones de difícil acceso (zonas con grietas, revestimientos, paneles, etc.). La aplicación no es dirigida al insecto en particular pero tiene la ventaja de una mayor persistencia. Los plaguicidas utilizados se presentan en forma de polvo y la muerte de los insectos se produce por contacto o ingestión.

Pulverización: Los productos generalmente se usan en forma de líquidos de base oleosa y acuosa. Para la aplicación se usan equipos de presión constante, ya sea manuales o automáticos; estos equipos son portátiles o vienen montados en vehículos.

La ventaja de esta aplicación es que dirigida y permite regular el grosor de la gota, cuyo diámetro variará de 100-250 micras en pulverizaciones finas, hasta 400 en adelante para pulverizaciónes gruesas. Las partículas permanecen flotando en el ambiente durante un tiempo prolongado, depositándose paulatinamente en la superficie tratada. 

Nebulización: Con este método se emiten tamaños de gota entre 50-100 micras de modo que el insecticida permanezca más tiempo flotando en el aire, con lo que al depositarse cubrirá una superficie mayor aumentando el poder de penetración. El tratamiento puede realizarse con volúmenes diferentes de caldo según diferentes métodos de aplicación. 

Cebos: Generalmente los cebos son usados para atraer y eliminar insectos al impregnar alimentos, ya sean sólidos o líquidos, de fácil consumo por las especies nocivas con insecticidas. Principalmente, entre otros, se emplean cebos cucarachicidas y hormiguicidas.